Presente y futuro del coche eléctrico

Que la industria del coche eléctrico está en auge, es un hecho. En 2018, las ventas en Europa de coches eléctricos han crecido un 31%, y algunas empresas de componentes (como las baterías) han tenido que aumentar la producción prevista debido a la elevada demanda.

Pero este presente, a priori esperanzador, puede tornarse en problemático a medio plazo. La razón es muy sencilla: a mayor demanda, mayor materia prima para realizar los vehículos, y algunos de sus componentes están llegando a precios muy elevados.

El principal ejemplo lo tenemos en las baterías de iones-litio. Uno de sus principales componentes es el cobalto, que está alcanzando máximos históricos. Esto ha llevado a muchos fabricantes a apostar por alternativas, como Tesla, que lo hace por la tecnología níquel-cobalto-aluminio, que requiere menos de un tercio de cobalto.

Pero este no es el único contratiempo que encontramos en la implantación del coche eléctrico en Europa y en nuestro país en particular.  Os los detallamos a continuación.

  • El Estado español no está todavía preparado para el coche eléctrico: si tenemos en cuenta que la noche sería el momento de carga, se necesitaría una capacidad de generación eléctrica nocturna de 90.000 MW y, actualmente se producen 20.000 MW. Eso sí, España tiene un sistema sobredimensionado con capacidad para generar casi 100.000 MW, pero debido a diversos factores, este sistema todavía no está capacitado para estas cifras. La red eléctrica necesita más producción y almacenamiento para acumular durante el día.
  • Los puntos de carga: de todos es sabido que, por ahora, la autonomía de los coches eléctricos es menor y las recargas son más lentas. En España y Portugal hay un total de 3.800 puntos de carga, cifra muy baja en comparación con el número de gasolineras existentes. Este aspecto hace que nos planteemos una pregunta: ¿qué pasará cuando la batería se agote en un lugar inhóspito? Con un coche de combustión, siempre quedaba el recurso de ir a la gasolinera con un bidón, pero a día de hoy, no es factible la existencia de baterías portátiles del tamaño que un vehículo eléctrico necesita.
  • Los impuestos: a medida que vayan desapareciendo los carburantes, el Estado dejará de recaudar una cantidad muy importante de dinero a través del impuesto especial de hidrocarburos (unos 11.000 millones de euros al año, sin contar el IVA). Entonces ¿de dónde sacará el Estado este dinero que dejará de ingresar? Las opciones son diversas, pero no parece que sean medidas muy populares: incremento de la factura eléctrica por cualquier tipo de consumo, más IVA, más IRPF… Habrá que usar la imaginación llegado el momento.

Los puntos fuertes de los coches eléctricos son muchos. Sin duda deben ser el nuevo referente en cuestión de movilidad y se están trabajando en muchas alternativas para intentar abaratar costes de fabricación y producción.

Y si hablamos de Medio Ambiente, dichas ventajas son muchas y muy positivas. Para hacernos una idea, la aportación del coche eléctrico para luchar por un entorno más limpio y saludable debe ser de una gran importancia. Y los objetivos que se marca el sector no son menos ambiciosos:

  • Reducción de las emisiones de gases en un 40%
  • Mejoras de casi el 30% en eficiencia energética
  • Reducción drástica de la contaminación acústica
  • Ahorro en el mantenimiento de vehículos

Todavía queda mucho camino por recorrer, pero hay una máxima que debe llevarse hasta las últimas consecuencias si quiere ponerse remedio a todos los puntos expuestos anteriormente: despacito y buena letra.

 

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